Fritz Bauer Biografie in Madrid präsentiert

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23.11.2023

Discurso de la biógrafa Dra. Irmtrud Wojak
Auditorio Fundación Giner de los Ríos

(PDF der deutschen Übersetzung)

Madrid, 15 de Noviembre de 2023

Estimada Embajadora de Alemania en España,
Estimado vicerrector de la Universidad Complutense,
Estimado Prof. Gonzáles-Ibáñez, estimado amigo Joaquín,
Señoras y Señores,

Nos hemos reunido hoy en Madrid para honrar la vida y la obra del jurista, socialdemócrata y sobreviviente del Holocausto Dr. Fritz Bauer en este acto de presentación de su biografía.

Dr. Irmtrud Wojak (c) Jorge Rosenvinge

Agradezco que mi biografía de Fritz Bauer contribuya a que el legado de este jurista, pionero de la historia de la República Federal, no caiga en el olvido. En un momento en que el fortalecimiento del espíritu democrático y la acción guiada por la dignidad humana son tan urgentes, la obra de la vida de Fritz Bauer nos sirve de orientación.

Permítanme primero echar la vista atrás: hace sesenta años, en el año en que comenzó el gran proceso de Auschwitz iniciado por Bauer en 1963, el jurista recordó a la joven Ana Frank, asesinada en el campo de concentración alemán de Bergen Belsen. (*) Fue quizá el discurso más personal que ha pronunciado el Fiscal General.

“¿Está viva hoy Ana Frank?”, se preguntaba Fritz Bauer en 1963, y su pregunta está más de actualidad que nunca: “¿Está viva Ana Frank, o lo está el ex brigadier de las SS Harster, condenado en Holanda como criminal nazi, quien hasta el 18 de abril de 1963 seguía siendo un alto funcionario del ayuntamiento de Múnich, aunque fuera el responsable del destino de los judíos en Holanda?”. Harster, que había impulsado las deportaciones desde Holanda a Auschwitz y era uno de los voluntariosos ejecutores de la oficina de Adolf Eichmann en la Oficina Principal de Seguridad del Reich nazi, acababa de jubilarse sin ser cuestionado hasta aquel momento.

“El pasado está vivo”, comenta Bauer, y en la República Federal tendríamos que decidir: “Ana Frank o Harster, ésa es la cuestión. Un ‘ambas cosas’ está fuera de cuestión, una coexistencia espiritual y política no es posible.”

Para Bauer, Harster y Ana Frank representan dos mundos diferentes.

“Aquí conmemoramos a Ana Frank”, subrayaba el jurista, y continúa: “¿A cuántos otros? Mientras se recuerde a una persona, no está muerta. Una persona viva también necesita ser recordada, de lo contrario languidecerá y morirá. El recuerdo puede mantener viva a una persona o hacer que morir o ser asesinado sea más fácil”.

(c) Jorge Rosenvinge

Fritz Bauer reflexionó sobre  la soledad del ser humano. Él mismo sobrevivió a la detención en un campo de concentración, a la cárcel y a casi 13 años como refugiado, en parte escondido, durante la ocupación nazi en Dinamarca, donde la Gestapo le buscaba. En mayo de 1949, poco antes de la adopción de nuestra Constitución —la Ley Fundamental de Bonn—, regresó a Alemania. A partir de entonces, su principal preocupación fue recordar a quienes ayudaron a los perseguidos.

Bauer se puso en el lugar de la joven Ana, que temía la muerte, en el sueño de su amiga Lies, que reflejaba el ferviente deseo de Ana, decía Bauer, de que “el mundo, y su entorno, y no en último término el entorno alemán” actuara como Lies en su sueño. Que el resto del mundo “recuerde y ayude a los humillados y ofendidos, a los abatidos y oprimidos, con amor y compasión”.

El discurso de Bauer fue un tour de force intelectual y emocional. Quería dar una nueva validez al derecho y al deber de resistir. Una y otra vez, el jurista volvía a la pregunta. “¿Era realmente tan difícil resistir a la opresión y, tratar de reflexionar sobre la posibilidad de oponer resistencia?”.

Pero, ¿hemos pensado realmente entretanto —como hizo Fritz Bauer en 1963— en qué distingue a la joven Ana Frank de los hombres y mujeres de los años 1933 a 1945, a quienes también conmemoramos? Recordamos el levantamiento del gueto de Varsovia, simbolizado cuando Willy Brandt se arrodilló en Varsovia y pidió perdón, honramos a la Rosa Blanca con monumentos y premios, así como a los hombres del 20 de julio. “Son luchadores”, dice Bauer, “que se alzaron contra la injusticia a gritos”. Sin embargo, recuerda Bauer, Ana Frank, la niña, no estaba hecha para resistir a la violencia. Pasará a la historia de las niñas y mujeres judías que sucumbieren sin poder oponerse; y, sin embargo, Ana Frank también es diferente de ellas.

Para el jurista, la niña Ana es un símbolo de los millones y millones de personas de cualquier origen, religión o nación que murieron víctimas de la violencia. Bauer afirmó:

“Ana Frank representa a los perseguidos, a los desgraciados, vivan donde vivan, sufran y padezcan, mueran y perezcan porque el Estado ejerce o tolera la injusticia”.

Javier Comesaña, Violinista (c) Jorge Rosenvinge

Hoy podemos decir que la resistencia de Ana consistió en dar testimonio ella misma, a través de su diario, de la injusticia que sufría. Escribió de su puño y letra la historia de su lucha por la sobrevivencia. También la historia de las personas que la ayudaron a ella y a su familia.

Ahora nos corresponde a nosotros seguir contando esta historia.

Esto hizo que el jurista Bauer se preguntara por el destino de Ana, por el significado del sacrificio del que su nombre se convirtió en símbolo. En su búsqueda de la justicia, Bauer se preocupó siempre y constantemente “por la relación de las personas y sus instituciones con el mal y el Estado criminal”. Cuestionó la larga historia de “obediencia aquiescente”, y la creación del Estado injusto. Bauer reclamó el reconocimiento del otro. En especial, llamó la atención cuando se tolera la violación de la dignidad humana por parte del Estado. Para él, tolerancia significa la acción de tolerar, y esto incluye el reconocimiento del derecho de todos, incluidas las minorías, a opinar.

En cuanto a si Ana Frank está viva, Bauer se preguntó por su fe, y dijo que ella “entendía bien su fe, la historia judía y su significado, sin mucha teología, cuando ella llegó a una conclusión personal: “¡Trabajaré en el mundo y para la gente!””.

“Anne piensa”, dice Bauer, en la “curación de la tierra y sus habitantes”. El jurista encontró una aliada en Ana Frank, en su esperanza que mueve montañas por el bien de la gente. Por eso se preguntó:

“¿Está viva Ana Frank hoy en 1963?”.

1963, señaló Bauer, fue también el año de la encíclica papal “Pacem in terris” (Paz en la Tierra). En ella, el Papa Juan XXIII se pronunciaba sobre la injusticia. Y lo hizo, subraya Bauer, “de tal manera que pueda ser escuchada y comprendida”. En el reverso de la encíclica que se encontraba en su posesión, escribió con bolígrafo azul la “Regla de Oro”. Se la dio su madre cuando él le preguntó de niño, acosado por la hostilidad antisemita de sus compañeros de clase: “Mamá, ¿qué es Dios en realidad?”. Por aquella época, recordó Bauer más tarde, quería ser policía. Al fin y al cabo, los policías estaban para ayudar a la gente que sufría algún tipo de injusticia. Su madre no pudo responder a la pregunta del niño. Sin embargo, le compartió con su hijo la “Regla de Oro”, conocida en casi todas las religiones: “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”.

Las palabras del Papa en la encíclica, señala Bauer en 1963, significan un “no” inequívoco a todo tipo de violaciones de la dignidad humana, la igualdad y la libertad.  Bauer reseñó de la misma: “La ley injusta no tiene la naturaleza de una ley, sino de un acto de violencia. Cuando las autoridades estatales no reconocen los derechos de las personas o los violan, sus órdenes pierden toda fuerza legal”.

Se rechaza así la idea de que la “ley es la ley” y “una orden es una orden”. Lo que llevó a Fritz Bauer de nuevo a su tema y a la lección más importante de los juicios nazis, que fue: ¡Había que haber asistido a los perseguidos y oprimidos, o –formulado al revés– o haber dicho “No”: No a cualquier tipo de racismo, antisemitismo y exclusión de personas por su origen, religión, edad o incluso sus capacidades!

Bauer añadió que el Consejo de la Iglesia Protestante también había pedido a la gente que se diera cuenta de que el examen crítico del pasado tenía que ver “con la restauración de unos cimientos sostenibles para la reconstrucción de toda nuestra vida”.

Al final de su discurso, Fritz Bauer aborda también la lucha contra el racismo en Sudáfrica y en los estados del sur de Norteamérica, que volvieron a conmover y emocionar al mundo en 1963. Recordémoslo:

1963 no fue sólo el año del juicio de Auschwitz. Fue el año en que Nelson Mandela -que hoy conmemoramos su resistencia como lucha por la libertad- fue encarcelado durante 27 años. Y 1963 fue también el año en que el Presidente Kennedy presentó al Congreso de Estados Unidos la Ley de Derechos Civiles para ampliar la igualdad de derechos de los estadounidenses negros y Martin Luther King Jr. —con motivo de la Marcha sobre Washington— pronunció su histórico discurso “Tengo un sueño”. El Presidente Kennedy fue asesinado en noviembre de 1963 y el discurso de Martin Luther King fue seguido inmediatamente por el espionaje del FBI contra él. El activista de los derechos civiles, hoy celebrado como resistente contra la injusticia social y la opresión de la población negra, fue asesinado en 1968 como recuerda Antonio Muñoz Molina en el inspirador prólogo que aparece en este libro. Fritz Bauer falleció ese mismo año de 1968, sin que se sepa la causa exacta de su muerte.

“¿Está viva hoy Ana Frank?”

¿Es Ana Frank un pasado vivo en una época de guerra y rearme en la que millones de personas mueren en su huida? ¿Recordamos con Fritz Bauer “que todos los hombres están hechos a imagen de Dios”? “Todos son como tú”, dijo el Fiscal General hace sesenta años. “Las personas, estén donde estén, experimentan las mismas alegrías y penas, lloran y ríen de la misma manera. Ana Frank dejó esto muy claro a la gente”.

En vista del creciente nacionalismo en muchos lugares y, su otra cara, el racismo, el antisemitismo y la guerra, la pregunta de Fritz Bauer de si Ana Frank es un pasado vivo o lo es Wilhelm Harster, es hoy mucho más acuciante que hace cinco, diez o veinte años.

Especialmente a la vista del terror de Hamás en Israel y Gaza. ¿Qué hemos hecho al respecto? ¿Hemos fortalecido con nuestra voz la oposición democrática en Israel? La resistencia es necesaria en un estado de injusticia, subrayó Bauer. No se limita al ámbito doméstico, sino que trasciende las fronteras nacionales, no sólo está abierta a todos, sino que puede emprenderse en beneficio de todos.

En las inmediaciones del Foro Fritz Bauer, que se está construyendo actualmente en Bochum, se encuentra uno de los pocos monumentos conmemorativos de Alemania a los combatientes de la resistencia contra Hitler prácticamente olvidados en la conciencia pública y general, en el cementerio de Freigrafendamm, no lejos de las tumbas de los trabajadores forzados. A excepción de Stauffenberg y la Rosa Blanca, prácticamente no se les recuerda.

Ocurre lo mismo con los actos de resistencia de Fritz Bauer, que ha sido integrado de un modo conveniente en la “historia nacional de éxito” de la República Federal” como un “cazador de nazis”. Como si él no hubiera sido él cazado, antes de 1933, después y de nuevo después de 1949. Y como si su incansable llamamiento en favor del “Estado de derecho —no de la razón de Estado” (**) — no siguiera rebotando contra un muro de pensamiento oportunista que sólo servía para mantener el poder.

Al recordar la injusticia nazi, Fritz Bauer dijo que el sufrimiento de millones de personas nos interpela a todos. Tras el estado de injusticia sin precedentes, dijo, la cuestión crucial para la política interior alemana es que “comprendamos y nos demos cuenta realmente de que Estado no significa razón de Estado, sino Estado de derecho, y un fiscal, como cualquier otro representante del Estado, así como todos los ciudadanos, deben actuar y no intalarse en la mera retórica y palabrería a los derechos humanos y las libertades de todos”.

Si retornamos a la urgente pregunta de Bauer sobre el significado de la víctima para la que el nombre de Ana se convirtió en un símbolo, en la actualidad, sobre todo en Alemania, debemos preguntarnos una y otra vez y no dejarnos de preguntar: ¿Es Ana Frank historia viva o es Wilhelm Harster?

Esta es la tarea que nos encomendó Fritz Bauer y junto a él todos los sobrevivientes del Holocausto que regresaron a nuestro país para apoyar a quienes se opusieron y resistieron a los nazis. He aquí las tareas de quienes de verdad se preocupan por nuestro Estado, nuestro derecho y nuestra democracia. Debemos recordar y también celebrar que la Constitución de Alemania comienza con los derechos fundamentales, con el catálogo de libertades y derechos humanos. Y que esta Constitución como dijo Bauer, “no sólo conoce un gobierno, sino también una oposición, ya sea de partidos o de individuos. Todos ellos conforman nuestro Estado”. La Constitución tampoco reconoce que una u otra cosmovisión sea la única, sino que cuenta con muchas individualidades indiferentes que tienen el derecho y la obligación de convivir en tolerancia mutua”.

Este Estado, que no significa razón de Estado, sino Estado constitucional democrático libre es y sigue siendo nuestra tarea. Es la tarea de todos nosotros y vale la pena luchar por este mundo humano con Fritz Bauer.

Foto: (c) Jorge Rosenvinge

(*) El discurso de Fritz Bauer está impreso bajo el título: “Lebendige Vergangenheit”, en: ders, Die Humanität der Rechtsordnung. Escritos escogidos. Editado por Joachim Perels e Irmtrud Wojak. Frankfurt am Main: Campus, 1998, pp. 157-165.

(**) Fritz Bauer, “Rechtsstaat – Nicht Staatsräson”, en: (revista desconocida), pp. 3-4, 1963.

Foto: Maria Margarete Gosse (La Embajadora de Alemania en España), Prof. José María Coello de Portugal (Vicerrector de la Universidad Complutense de Madrid), PD Dr. Irmtrud Wojak (Directora Fritz Bauer Forum, Bochum), Prof. Gonzáles-Ibáñez (Universidad Complutense, Co-Director Berg Institute) – de izq. a dcha.

Contacto: info@fritz-bauer-blog.de

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